28/05/2020

Empresa familiar: cómo actuar con acierto tras la cuarentena (3 de 3)

Escrito por: Rafael Rodriguez Díaz

Gestión de empresas

La tercera gran disciplina es "decidir y actuar con prudencia".

Empresa familiar: cómo actuar con acierto tras la cuarentena (3 de 3)

En las dos anteriores entregas de esta serie de tres artículos vimos que el bienestar material y la moral de avance de una sociedad dependen en buena medida del nivel de acierto de los negocios familiares y de las familias propietarias de los mismos.

Vimos también que hay tres grandes disciplinas que nos ayudarán a acertar en los próximos días, semanas y meses, que son: 1. Ver la realidad tal cual es; 2. Concentrar los esfuerzos en aquello que está bajo nuestro control; y 3. Decidir y actuar con prudencia. Dedicamos los dos primeros artículos a las dos primeras disciplinas. En este nos centraremos en la tercera.

Decidir y actuar con prudencia.

La prudencia es la virtud por excelencia del que tiene que decidir y actuar. Ser prudente significa pensar con cuidado, informarse, sopesar cuidadosamente las consecuencias, en suma, usar el buen juicio - no sólo en la esfera empresarial sino también en la familiar. Las familias empresarias deben disciplinarse a ser prudentes, especialmente ahora en que hay menos margen para los errores.

Una de las prudencias esenciales para el momento actual es “cuidar la tesorería”. La reapertura del negocio, si tuvo que ser cerrado, y la supervivencia en los próximos meses depende de tener la suficiente tesorería para ello. Es esencial determinar los fondos que se van a necesitar y negociar con todo aquel que sea esencial (proveedores, bancos, personal, etc.) para poder disponer de ellos. A la familia empresaria le corresponde estar a la altura y entender que lo que obtiene del negocio vía salarios, dividendos, alquileres u otras fuentes de ingresos, pueda reducirse para poner la supervivencia del negocio en primer lugar.

Es esencial que la familia se domine a sí misma y haga lo que debe hacerse, mirando a un bien mayor que ella, que es el negocio y las personas que lo componen. Cada miembro de la familia deberá vencer sus deseos y aversiones y dominarse a sí mismo, al menos hasta el punto en el que no sea un problema para el resto de los suyos o para la empresa. Quien lidera al negocio o a la familia debe someterse a la disciplina de hacer lo que debe hacerse.

En épocas como las que se vive y tras pasar la gran crisis que se inició en 2007 puede que algunos miembros de la familia sientan que “seguir con el negocio no merece la pena”. Tal vez sea un cansancio pasajero o tal vez no. Sin embargo, salvo que el negocio se vea abocado al cierre, cuando hay mucho en juego para muchas personas, es esencial que estos familiares antepongan el bien general de la familia y del negocio antes que su propio agotamiento. Es el momento de disciplinarse y de vencerse a sí mismo.

Acertar es clave para sobrevivir y recuperarse, por ello las familias empresarias, especialmente los miembros que las lideran, deben disciplinarse en los próximos días, semanas y meses para ver la realidad tal cual es, concentrarse en aquello que está bajo su control y decidir y actuar con prudencia.

NOTA.- Esta serie de artículos esta parcialmente inspirada en lo manifestado por Pilar Almagro, fundadora y CEO de Vertisub, en la sesión del IESE “Liderazgo efectivo: rasgos singulares para esta realidad compleja” realizada por ella y Nuria Chinchilla, profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE. (https://www.youtube.com/watch?v=cjy3KupzWLA).

La prudencia es la virtud por excelencia del que tiene que decidir y actuar.