01/12/2022
Cómo perdonar a los miembros de la familia en la empresa familiar
Quién no perdona no tiene paz.
Las relaciones entre los miembros de las familias pasan por muchas vicisitudes a lo largo de toda la vida. En muchas familias empresarias la convivencia es muy intensa. Sus miembros se ven en el trabajo y en las reuniones familiares. En algunas familias se come todos los días en casa de los padres, se organizan encuentros los fines de semana y, cuando llegan las vacaciones, todos juntos se van de viaje.

Conviviendo pasan cosas, saltan chispas. Algunas de ellas causan agravios que se cargan durante años traspasándose, a veces, de una generación a la siguiente. Lo que ocurrió nos puede acompañar, día a día, en forma de dolor que no se separa de nosotros o a modo de un mal recuerdo que empaña la relación con el familiar que nos hizo daño.
El perdón comienza con una decisión
El perdón nos permite salir del dolor que los agravios nos causan. Sin embargo, el familiar tiene que estar preparado para perdonar.
En una ocasión preguntamos a un hijo miembro de una familia empresaria que si estaba dispuesto a perdonar a su padre y a pasar página. Habían tenido una mala relación desde hacía muchos años y el hijo había sufrido muchos comportamientos inadecuados de su padre. Respondió que todavía no se sentía lo suficientemente preparado como para perdonar. Y es que el perdón es ante todo una decisión y siempre comienza con la firme resolución de hacerlo. En tanto esta decisión no se ha tomado la persona no puede avanzar y se encuentra perdida en un conjunto de rencores, deseos de devolver el daño recibido y llena de malos pensamientos hacia el familiar o los familiares que le hicieron daño.
Irene Villa (nacida en 1978, periodista, psicóloga y conferenciante española) y su madre María Jesús González (funcionaria de la Dirección General de la Policía española) sufrieron la explosión del coche en que viajaban al que la banda terrorista ETA había adosado una bomba. Irene de doce años perdió las piernas y tres dedos de una mano y su madre perdió una pierna y un brazo. En relación al perdón se manifiesta así:
“Yo creo que el perdón es un salto cualitativo. Es una decisión. Tu decides que perdonas porque quieres ser libre y feliz porque no quieres albergar en tu corazón odio, resentimiento, deseos de venganza ni nada negativo y, cuando das ese salto, nunca mas puedes volver atrás, porque significa también dar un paso hacia delante. Para atrás ni para coger impulso. Entonces el perdón yo creo que es fundamental, es como en una relación familiar, de pareja, con tu hermano, con tu hermana, el hecho de perdonar a esa persona que un momento dado te ha hecho daño, a veces sin querer o conscientemente, significa dar un paso adelante y ya no hay vuelta atrás. Has perdonado, te has liberado y ahora empieza una relación nueva. Y no vale mirar atrás, ni sacar rencillas, ni sacar trapos sucios. Cuando tu te quieres no quieres estar mal, no quieres sufrir, no quieres perder el tiempo con pensamientos negativos, no quieres desperdiciar tu vida y te das cuenta de que queriendo, amando, ayudando y perdonando … pues tu vida es mucho mas feliz, íntegra, potente y maravillosa. Entonces es ese click: ¿me compensa odiar?, ¿me compensa no perdonar y tener a esa persona en algún lugar de mi cabeza y de mi corazón, dejando su huella dolorosa de por vida? No. Pues le perdono y le dejo ir y empiezo de cero. En la vida hay que empezar muchas veces.” (Ver en Youtube www.youtube.com/watch?v=JlEfjJJJ-Zc&t=198s)
“En la vida hay que empezar muchas veces” y en las familias empresarias también.
Perdonar no es disculpar el comportamiento
Perdonar no significa disculpar el comportamiento de la otra persona. Hacer explotar un coche bomba en el que viajaban una madre y una hija no se puede disculpar. Quienes lo hicieron son responsables de su comportamiento y deben enfrentar las consecuencias de sus actos. En ningún caso perdonar significa aceptar los comportamientos inadecuados. Ante ellos se deben tomar medidas que impidan que dichas conductas se repitan o, de reincidirse en ellas, limitar el daño que éstas puedan causar.
Afortunadamente, lo que nos toca perdonar en las empresas familiares reviste menor gravedad que lo sucedido a Irene Villa y a su madre. Se trata de situaciones como las siguientes: un padre, tiempo atrás, repartió la propiedad de la empresa entre sus hijos de forma desigual y esto ha creado agravios que en la actualidad carga la parte de la familia que se siente perjudicada; una promesa de subida de sueldos no cumplida; trato inadecuado a un yerno o una nuera porque la familia pensaba que sólo venía por el dinero; una traición. En fin, cosas que nos pueden, si no perdonamos, fastidiar la vida, pero que no causan un daño como el que se le causó a estas dos mujeres.
El mejor consejo que se le puede dar al familiar que sufrió un agravio de otro y que vive con dolor por ello es que decida perdonar. Por aquí se empieza.
¿Cómo perdonar?
¿Pero cómo perdonar? Se han dado numerosas respuestas a esta cuestión. Algunas tienen que ver con dar sentido al sufrimiento, otras con intentar comprender mejor lo que mueve a la persona que nos ha causado daño. También ha habido respuestas con una base religiosa como pedir a Dios todos los días que limpie nuestro corazón y nos ayude a perdonar. Hay, incluso, una propuesta que surgió específicamente para mantener la armonía en la familia y es la que sigue.
Una de las mas interesantes respuestas a la cuestión de ¿cómo perdonar? proviene de una ancestral tradición hawaiana y de otras islas de océano Pacífico. Conscientes de lo importante que era para una familia mantener buenas relaciones fue surgiendo la costumbre de que la familia se reuniera cada cierto tiempo para prevenir la aparición de dificultades o cuando había un conflicto entre sus miembros. La reunión la guiaba el miembro más antiguo de la familia y, de no conseguirse avanzar, lo hacía una persona externa respetada por todos. En ellas se reflexionaba sobre la dificultad que los reunía teniéndose en cuenta los sentimientos de todos los miembros de la familia. Luego había arrepentimiento y perdón. Con el tiempo esta tradición fue evolucionando hacia una forma muy simplificada y útil de perdonar a otros, a uno mismo y a liberarse del sentimiento de culpa.
El mejor consejo que se puede dar a un miembro de una familia empresaria que se siente agraviado es que perdone sin olvidar que perdonar no significa disculpar el comportamiento inadecuado. Sabrá que lo ha hecho cuando su corazón quede limpio, cuando el deseo de que el otro pague por lo que hizo haya desaparecido y cuando el amor hacia esa persona se haya liberado de la sombra que lo acompañaba.
La razón principal para perdonar es “uno mismo”. Como decía Irene Villa cuando le preguntaron: “¿cómo es posible que tu sonrías? tu tendrías que estar todo el día con cara triste, con cara amargada, enfadada ….”. Su respuesta fue: “Y perderme la vida. Y perder las cosas maravillosas que hay. Y estar mal por dentro. Bastante ya he tenido que recomponerme a base de prótesis y rehabilitación como para encima tener mi corazón también amputado. De eso nada.” (Ver en Youtube www.youtube.com/watch?v=JlEfjJJJ-Zc&t=198s)
Quien no perdona no tiene paz. Si los miembros de las familias empresarias no se perdonan no habrá paz en ella. Perdonar te sana, mejora las relaciones familiares y mejora tu salud. Convierte perdonar en un hábito y serás más feliz y libre. Es tu elección.
Rafael Rodríguez Díaz
Jacqueline Rodríguez Cabrera
P.D. Si necesitas ayuda para perdonar contacta con nosotros en www.naruconsultora.com o a través hola@naruconsultora.com y te ayudamos con nuestra experiencia en el perdón en las empresas familiares.